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ATLETISMO

“Con esfuerzo y disciplina podes cumplir tus sueños”

ENTREVISTA 

¿Cómo comienza tu vida deportista?
Mi mamá, comienza con la búsqueda de alguna actividad para que mi hermano y yo pudiéramos hacer, siempre nos quedábamos quietos en la hora de gimnasia o en los recreos cuando todos los otros niños iban de acá para allá. A mi hermano lo anotó primero en   fútbol adaptado.
A mí me gustaba mucho patinar, soñaba con los patines. No había en Córdoba, no hay todavía esta   destreza adaptada. En varios lugares le dijeron que no por temor a que me lesionara, era muy riesgoso, hasta que alguien se animó a intentarlo y así me convertí en la primera ciega arriba de unos patines. Fui a competencias interbarriales y gané medallas. Realmente, un sueño cumplido.

¿Cómo fue el paso de los patines al atletismo?
Fue por mi hermano. Primero se pasó él de futbol a atletismo, y cuando un día lo fui a ver, lo acompañé a un entrenamiento, me gustó y comencé a entrenar,    después me vieron de la Federación y me llamaron para la selección. Así comiencé en las ligas mayores.

¿Qué significa el deporte en tu vida?
Es la forma en que me supero día a día, la manera de olvidarme de mi discapacidad. Me hace sentir libre y 
segura de  mi misma. Con el deporte pude relacionarme con otras personas, interactuar, tengo muchos amigos. Me ayudó muchísimo a diferenciar entre el “no puedo hacerlo” y el “hacerlo pero de otra manera”.

¿A qué te referís con esa frase?
Cuando uno tiene una discapacidad, siente que no puede hacer cosas que los normales si pueden. Uno lo piensa y los demás también. Pero cuando te das cuenta que sí podés, pero no de la manera convencional, se te abre la cabeza. Ya no te sentís limitado, y no es una incapacidad. Es solo discapacidad: puedo hacer lo mismo que vos, pero de otra manera.

¿Qué mensaje les darías a chicos con diferentes discapacidades?
Que nada es imposible, con esfuerzo y disciplina se pueden conseguir los sueños. Una discapacidad no es un impedimento, hay que buscar la manera, no tirar la toalla. Quién se iba a imaginar a una ciega haciendo patinaje artístico o representando a  Argentina en los   Panamericanos. Nunca renuncien a sus sueños.

 

Un ejemplo de superación

El 20 de marzo de 1998 nacía Yohana. 3,350 gramos de ternura y esperanza llegaron a inundar el hogar de los Aguilar. En barrio    Arguello Norte, una casa precaria ya con tres integrantes: Magdalena, la mamá, Ezequiel y Eduardo los hermanos mayores seis y cinco años respectivamente, el papá de la familia se había marchado del hogar, justo antes de comenzar la primavera de ese año. 
Cuando apenas cumplía los seis meses de edad, Magdalena (mamá) comenzó a notar que Yohana no podía seguir objetos con la mirada, como si le costara encontrar un punto de enfoque. El dolor y la tristeza se adueñaron de los Aguilar, como había ocurrido años antes cuando a Eduardo, hermano mayor , le diagnosticaron ceguera a muy corta edad.
Luego de idas y vueltas, un medico les confirmó lo que no querían escuchar, Johana padecía de ceguera nocturna, por una mal  formación genética, producto del consumo de drogas y alcohol por parte de su padre.Este tipo de alteraciones en el ADN  no tienen ningún tratamiento que pueda revertirla situación, y tampoco se puede operar. Quien la padece va perdiendo paulatinamente la vista. En principio puede ver a plena luz del día pero al llegar la noche su visión se torna igual de oscura. Y con el correr de los años, la persona queda totalmente ciega. 
Adaptarse a un mundo que no ve fue bastante complicado, el comienzo de clases, compartir lo cotidiano con otros niños  no fue fácil, generalmente en los recreos Yohana se quedaba en el aula, por vergüenza o miedo a golpearse. Pero lo complicado, no significó imposible, con la ayuda de las maestras integradoras, sus amigos y el apoyo de su familia Yohana logró hacer una vida totalmente normal.
El deporte jugó un papel muy importante en la adaptación de Yohana, a los siete años de edad comenzó a practicar patinaje artístico, muchas academias le dijeron que no, porque no estaban preparados para este desafío. 
La insistencia característica de Yohana logró el sí de una entrenadora. Quien se embarcó en el sueño de esta niña y la acompañó consiguiendo medallas en campeonatos académicos.
A los 13 años asistió a un entrenamiento de atletismo adaptado, la cautivó de tal manera, que decidió bajarse de los patines para comenzar a correr en pistas profesionales, su desempeño y deseo de superación captaron la atención de los dirigentes de la Federación Argentina de Deportes Adaptados.

Es así como hoy Yohana porta la camiseta de la Selección Argentina, representándonos mundialmente en Atletismo. En los “Para Panamericanos Toronto 2015”,  logró el quinto lugar en la categoría mayores y en juveniles obtuvo la medalla de oro. 
Yohana sigue corriendo y construyendo su felicidad. Una de las barreras con las  que se enfrenta es la discriminación de la sociedad, que no  logra identificarla como protagonista de la historia del deporte argentino. Pero va a seguir corriendo y así como venció su ceguera física, que no fue impedimento para lograr sus sueños, la “ceguera social” tampoco va a frenarla para portar la camiseta 
argentina en cualquier parte del mundo que le toque correr.
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